jueves, 24 de mayo de 2018

Electrodomésticos: Ex La Humanidad // Prototipo: Construcciones A Escala Radical EP/Ejercicios De Supremacía Abstracta

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 16 de mayo del 2018.)

Se nos fue el 2017 y con él, totalmente desapercibido para medios especializados fuera de Chile, el retorno de un histórico de la movida mapocha. Electrodomésticos, la fundacional terna de electro-wave y rock experimental, compuesta originalmente por Silvio Paredes (bajo), Ernesto Medina (guitarra, manipulación de cintas en sociedad con Paredes) y Carlos Cabezas (guitarra, voz, programaciones); volvió tras cuatro años de mutis ininterrumpido. Su último esfuerzo había sido Se Caiga El Cielo (2013), ya sin el concurso de Medina, pero con la presencia de la baterista Edita Rojas.

El Destino ha sido particularmente disímil con Electrodomésticos. Tras un inicio incierto, que no conoció en su momento los honores del triunfo (¡Viva Chile!, 1986), éstos llegarían al año siguiente gracias a su segunda entrega, Carreras De Éxitos. En saludable efecto retroactivo, el impacto de Carreras... ayudó a reivindicar el debut, convirtiéndose ambos en referentes de consulta obligada para quien desee conocer más de cerca la genealogía de la música electrónica chilena. Durante la segunda mitad de los 80s, su sonido se afincó en un punto intermedio entre la entonces consagrada new wave y los resabios rockeros de los apagados 70s. El manejo de cintas y su uso auroral del sampler, recurso que ya comenzaba a revolucionar las escenas del Primer Mundo, terminó por modelar una propuesta comercialmente acre, de estoica disidencia artística e incluso de terca resistencia (a)política -imposible minimizar el provocador detalle de la caligrafía cirílica en la portada del CDE.

La llegada de los 90s marcó el fin de esta primera vida del trío (1992). Tuvo que trascurrir una década para que Paredes y Cabezas decidieran reagruparse, y una docena de años para que apareciera en las tiendas nuevo material de Electrodomésticos: La Nueva Canción Chilena (2004). Entonces nadie adivinaría que sólo un año después la banda volvería a desintegrarse, y que no regresaría sobre sus pasos sino hasta el 2011, en que se estrena el extenso y muy completo documental Electrodomésticos: El Frío Misterio (dirigido por Sergio Castro).


Ex La Humanidad, pues, se convierte en el quinto disco de estudio del hoy cuarteto -Cabezas, Rojas, Sebastián Muñoz (bajo, toca además en Cómo Asesinar A Felipes) y Valentín Trujillo (teclados). Con ya cerca de 33 años a cuestas como entidad colectiva, es bastante ingenuo esperar una violenta vuelca de tuerca que los catapulte a los primeros lugares de las vanguardias sónicas, sobre todo porque el nuevo siglo se ha encargado de exterminar a éstas casi en su totalidad.

Pero, después de todo, ¿realmente habría que esperar eso? ELH mantiene esa incertidumbre o dicotomía que Electrodomésticos registró como marca distintiva desde el principio de su existir. Puede sonar electrónico, puede sonar pop/rock. Las guitarras desgarran al primer contacto, de lo filosas que llegan a sentirse, mientras que teclados y programaciones rememoran los días en que el synth y el techno empezaban a esparcirse por todo el planeta (“Dos Mil Canciones”). La constante que trasciende esta suerte de vaivén en las formas es un algo impreciso que repta desde el primer minuto hasta el último, una capa subsónica de reminiscencias industriales entretejidas por la eléctrica -y que les permite maridar rock poderosamente percusivo y electrónica altamente expansiva, nimbando al método de trabajo escogido de una aureola muy sutil a lo Killing Joke.

Planea sobre el disco un hálito narrativo curtido, como si los años en el camino se condensasen de repente en la figura de un trovador alienígena post-contemporáneo que ensaya cifrar en ocho temas la frustración, el desengaño (“Viento En El Corazón”), pero también la esperanza (“Canción Azul”), el entusiasmo que siempre dispensa un nuevo inicio. Lo curioso es que esto parece hacerse, verosímil, coherente y tranquilamente; desde la “otredad”, mientras se contempla la caída de toda civilización humana -como haber llegado al nirvana envuelto/a en una emotiva nostalgia supraterrena (“Fui Detrás De Ti”).

Aunque pudiera decirse que ya venía haciéndolo desde hace años, con Ex La Humanidad Electrodomésticos termina por labrarse un prestigio que nada tiene que envidiar a las medallas ganadas en su primera etapa. Pocos halagos mayores hay para quienes han debido encarar circunstancias similares.


En medio del convulso, apocalíptico techno industrial que disparaba desde Náusea durante la década pasada (revisar el muy recomendable SelfMutilation, 2007), Roberto Fernández dejaba entrever cierta obsesión por la velocidad supersónica incrustada en el Ritmo. Ahí están como pruebas “Obscene Body Mutilated”, pista donde se atreve con el gabber todo lo que no se atrevió en muchos pasajes precedentes de la citada placa, y también “Darling!” o “Glorification Of Violence” (pasados los tres minutos), en los que explora secuencias de programación a un paso del drum’n’bass. Para fortuna suya/nuestra, gabber y jungle no son géneros completamente opuestos -ahí tenemos a los Atari Teenage Riot del airado Alec Empire.

Expelida la última arcada de Náusea, no he podido escuchar a Fernández como parte del dúo electrónico Opositor, pero sí bajo el alias de Prototipo, de reciente data. La chapa se estrena en el 2016 con Construcciones A Escala Radical, EP de cuatro temas para los que Fernández comienza a experimentar con el formato drum’n’bass desde coordenadas que nunca antes visitase. La arquitectura es, efectivamente, jungle; pero su uso extensivo del glitch, del noise y del sampling permite que pueda hablarse de un genuino proceso de experimentación. Algo así como lo que hicieron en su tiempo Mike Paradinas (a) µ-Ziq y, en menor medida, Tom Jenkinson (a) Squarepusher.


Para el debut en largo, Ejercicios De Supremacía Abstracta (2017), Roberto afianza su propuesta sin que le tiemble la mano. El drum’n’bass como patrón rítmico se hace presente en casi todos los cortes de este álbum. Pero incluso cuando no, como en “Struktur”, éste logra mimetizarse para dejar plantada su impronta. Así, pues, la andanada de breakbeats prefigurados desde los “blueprints” pone cimientos, columnas, paredes y techos; troquelando un aspecto esencial sin el que no podría decirse de este disco que detenta cierto sesgo “experimental”.

El otro aspecto está ligado a la belleza emocional del Ruido que invoca Fernández, ése que en los 90s vio cómo su naturaleza trasgresora se volvía cotidiana; al ser sucesivamente tolerada, aceptada y abrazada por las guerrillas de noise digital. Mantos de glitch, profusos brochazos de clicks’n’cuts, actualizado modus operandi cut & paste... Herramientas todas que modifican, dramática pero a la vez veladamente, nuestra percepción de aquello que denominamos “audible” -y, en no tan perfecto retruécano, extienden nuestra capacidad auditiva hacia los límites últimos de lo acústicamente “perceptible”. Mitosis del ritmo roto, invisible, firmemente abrumado por texturas y atmósferas llenas de (ya no tan) irritable corrosión sonora -todo un picnic de jungle glitch.


Hákim de Merv

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