miércoles, 15 de noviembre de 2017

Yume Station: Broke My Bass EP // Alcaloidë: .- EP // El Otro Infinito: 21 // Xtredan: Conspiración // Puna: Rare Tracks

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 8 de noviembre del 2017.)

Mano completa la de Chip Musik para esta semana de noviembre, de las últimas del año en que la discográfica viene conmemorando (como manda la ocasión) su primera década de existencia y de laudable-e-intensa actividad sonoro-militante.

La sorpresa inaugural de este breve posteo la protagoniza Yume Station. Tal es el proyecto unipersonal de Karen Huacasi, otrora bajista de los arequipeños Ruidósfera (cuyo homónimo debut aún no tengo la oportunidad de audicionar). Cobijado bajo el cálido regazo de Chip, se hacía previsible que el alias de la Huacasi estuviera signado por la electrónica de fines del siglo XX y de principios del subsiguiente. Lo que no podía sospecharse de antemano era la cantidad de aciertos que la bajista ha logrado concretar en su primer registro solista.

El primero de ellos: minimalismo de forma. Broke My Bass EP si acaso dura diez minutos, y todo lo que allí escuchas se ha compuesto usando nada más que un teléfono móvil. El segundo de estos aciertos: minimalismo de contenido. Pese a estar el extended enfermo de electrónica ultrasensitiva, ésta se erige sobre efímeros esbozos de secuencias micrónicas, ambient a cuentagotas, fugaces y armoniosos clicks’n’cuts... Tercer acierto, inferido de todo lo antes (d)escrito: Yume Station opera en función de una estética madurada entre neuronas y glóbulos rojos. Sonará a indietrónica, pero prescindiendo del componente indie de la ecuación, sintiéndose Karen más cómoda próxima a los ringtones polifónicos antes que al catálogo de la escudería Morr.

(Recomendación urgente para Chip Musik: deberían plantearse seriamente avalar una edición física de este título en formato diskette. En toda la historia de la movida nacional, sólo recuerdo dos lanzamientos similares, el Single-Disk de Vavas y el Soundvenirs de Evamuss -este último nunca se puso a la venta, por lo que no cuenta para la discografía oficial del recordado proyecto de Galarreta-. Razón de sobra para apostar por un empaque tan inusual y capitalizar el intrínseco valor ‘retro’ del producto-fetiche. Salvo mejor parecer.)


La trayectoria de Alcaloidë sigue siendo una de las más dispares de entre los créditos nacionales, aún al interior de las sub-escenas electrónicas experimentales. Sensations (2009) y Sassy Cat EP (2013) son testimonios de un cumplidor accionar en jornadas de largo aliento -Sassy Cat EP bordeaba los cuarenta minutos de duración, por siaca-. Lo malo es que son los ÚNICOS testimonios: el resto de la obra alcaloidal se reduce a singles esporádicos. En ese sentido, .- EP no mejora el promedio del record histórico -apenas veintiún minutos de la cara más alienada/alienante de Alcaloidë.

El primer tema, “i”, revela un serio cuadro de esquizofrenia multinivel. Oscuro, denso, enrevesado; no parece haber salido de la misma mente que firmase el Sensations. El track luce tan enmarañado, que algunas voces han hablado hasta de “post-industrial”. Una impresión diametralmente opuesta a la que propicia “1.618...”, segundo tema del EP y encargado de recuperar el estilo característico de antaño, suerte de post IDM glitcheado. Tercer y último tema del extended, “e” hace las veces de punto medio entre los números que le precedieron: por un lado, murallas non-sense de atonal ruidismo digital; por el otro, rugosidad glitch en permanente colisión con el intelligent techno de los 90s.

En cuanto a cantidad, pues, Alcaloidë sigue en falta.



Aprovecho que acabo de aludir al intelligent techno para introducir la segunda sorpresa del posteo, esta vez gracias a El Otro Infinito. Luego de un indesmayable bursting out, que le ha reportado cinco discos y un EP en apenas cuatro años, Alfonso Noriega opta por un mini-álbum. Conviene recordar aquí que, en una ocasión anterior, escribí que lo de EOI había sido un estirón traumático en un momento x de su camino (digamos que en su adolescencia); y que a partir de ese episodio se había acomedido a refinar muy satisfactoriamente su técnica.

Percibo un cambio en 21. Creo que Noriega ya no se encuentra conforme con el equilibrio entre las dos facetas del IDM, y está empezando a darle mayor peso a una en desmedro de la otra. Los temas del nuevo disco son bastante concisos considerando las características de discursos sónicos similares, pero la música es ahora mucho más evocadora que antes, lo que obliga a su dimensión física a resentir el desbalance: así, “Los Dioses De Arena” parece el momento en que los bpms no aguantaron más y soltaron los caballos. En “Moloch”, en “Trakl”, en “Hypnia”; las euritmias se sugieren apenas, se apunta tímidamente a una pureza del Sonido, a la manera de unos B12. Una nítida pulsión espacial recorre 21, ideal para prolongadas pero apacibles vigilias nocturnales. ¿Bedroom glitchcore? de geométrica magnificencia.


La última sorpresa del posteo llega de la mano de Xtredan. Hacía tantos años que este proyecto oroíno brillaba por su ausencia, que muchos ya le dábamos por muerto y enterrado. Una primera señal de nuestro error la dio Lego 8: LACASAZUL (2017), compilación en la que Xtredan coló su primer tema nuevo en mucho tiempo ("Abducción" y "Nuctemerom", aparecidos en el Lego 7: Contraction / Expansion, datan del 2014): “Paralelismo”.

Siete años después de Brain Brian, Xtredan retorna con un trabajo de proporciones mastodónticas. Conspiración excede el espacio de un CD común y corriente, alcanzando los 93 minutos de duración -esto, si no quieres descartar los dos últimos temas, que el músico mismo cataloga como “bonus tracks”: “El Vuelo De Jr.” y “Danza Ingrávida”. No es la primera vez que sucede algo así en la nómina Chip (cf. Imagen Celestial, 2011, de Ozono). Seguramente, tampoco será la última.

La electrónica post-rave de Dante Izaguirre, de consumo casero y muchas veces individual(ista), no concentra el menor interés en la dictadura de los bpms. Es más, la proscribe, aunque no completamente (“Puerto Ártico”). Lo suyo es el deleite en descuajeringada posición horizontal, el goce de la melancolía líquida, el trip perpetuo hacia entrevistos mundos inexplorados sin abandonar el dormitorio. Xtredan adosa melodías sencillas a ritmos que de tan abstractos ya ni parecen tales, prefiere delirar sobre atmósferas de sosiego/desasosiego, persigue un chill out no sólo no-narrativo, sino totalmente abierto a cualquier interpretación. Dígase lo que se diga sobre él, no es techno con que puedas hacer sangrar la nariz.


Finalmente, Puna prolonga su doble alianza con Dorog Records (ejemplar físico) y Chip Musik (descarga virtual gratuita) merced a un disco de rarezas entre las que hay temas descartados por diversas razones de su primer largo (Au Dial, 2014).

A diferencia de los cuatro nombres repasados hasta aquí, Puna ha atravesado una etapa en la que el shoegazing fue el sol alrededor del cual orbitaba. Con muchos puentes tendidos hacia la música electrónica, es verdad, como corresponde al segundo momento histórico de la primigenia invasión dream pop; pero al fin y al cabo shoegazing. Su estética se alimenta del reverb y del delay, sus composiciones saben a pop oculto bajo recias capas de feedback, su música posee el aroma de las secuencias programadas.

Rare Tracks tiene estas mismas características. Detalle importantísimo: separadas. Instrumentales como “Ecoparxia”, “Tuytuy”, “Astromelia” e “Ígneo”; se hacen eco del lado más ruidoso del colectivo fundado por Jorge Rivas (Ionaxs, Philkophillips) y José Rodríguez (Aloysius Acker), luciendo muy cercanos al bliss pop. En tanto, canales como “Qubo”, “Pruvista”, “Illa” y “Madame Verlaine”; se acercan preñados de pop a las secuencias infinitas que brinda cualquier arsenal de teclados y sintes. Interesante modo de disponer ilusiones diez sobre un lado B del sonido Puna -entidad de formación abierta por la que han desfilado Rolando Apolo, Gerardo Norvasc, Noriega, el extraterrestre de Alcaloidë, siguen nombres...- que quizá no exista en realidad. Oído a la versión alterna de “Nula Riviera”, incluida aquí.


Hákim de Merv

2 comentarios: