miércoles, 7 de junio de 2017

The Apartments

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 25 de enero del 2017.)

“Qué Soledad La Del Príncipe Sin Reino,
La Del Hombre Sin Calor...”.

(Eduardo Noriega a.k.a. Jacinto en El Espinazo Del Diablo, 2001.)

A veces, parte de la Magia que te acompañará durante toda tu existencia llega sin que te des cabal cuenta de su arribo. Quizá empieza como un eco que otros han repetido, olvidado momentáneamente, hasta que los renglones torcidos de la Vida te ponen en contacto con la fuente original de ese reflejo perdido. Y entonces haces click.

Como tú, consciente o no de ello, el primer contacto que tuve con los australianos de The Apartments fue a través de la magnífica versión que acomete This Mortal Coil de “Mr. Somewhere”, en su tercer y último disco Blood (1991). Como tú, quedé maravillado por la melodía de ensueño que construía el legendario colectivo de la 4AD. Recién supe que se trataba de una relectura muchos años después, cuando al fin pude acceder al cuádruple box set 1983~1991 (1993), la última de cuyas rodajas incluía todas las versiones originales que había reinterpretado TMC.


The Apartments no se adscribe a la generación australiana “ochentera” que asaltó la Unión Americana. Cierto es que su debut, The Evening Visits... And Stays For Years, data de 1985; pero el grupo se forma en 1978. Al año siguiente publica el 7’’ The Return Of The Hypnotist y se desmembra. Desde entonces, las reunificaciones menudean en su historial -siendo Peter Walsh el único miembro original que permanece desde la fundación de la banda, hace cerca de 40 años.

Por consiguiente, la música de TA es muy distinta a la de grupos como Men At Work, INXS o Hunters And Collectors. Está más cerca de The Field Mice, de The Go-Betweens y de la mancha del C-86; con la salvedad de que lo suyo es de algunos años antes.

Muchas veces se ha dicho que Young Marble Giants creó el indie entre fines de los 70s y principios de los 80s. No me siento llamado a discutir esa aseveración, pero creo que merece una mayor precisión. Diría, en todo caso, que fundó la ética indie, y en parte -sólo en parte- su estética. Asentando sus reales en la simplicidad del pop, The Apartments fue labrando una discografía identificable con el sonido del indie rock químicamente puro desde mediados de los 80s: su debut ya suena a lo que harían después Galaxie 500, por ejemplo, o East River Pipe.

Si consideras que está próximo a cumplir las cuatro décadas de existencia, The Apartments tiene pocos discos. Eso sí, cada uno de ellos parece haber sido macerado en busca de una perfección pop que -en retrospectiva- luce profética. Con un título como The Evening Visits... And Stays For Years, ya estás más o menos avisado/advertido sobre lo que debes esperar. Un pop sencillo pero efectivo, sentido, vital; y también, muchas veces, doloroso, catártico -“All The Birthdays” a mí me mandó a la lona.


En 1995, el grupo edita A Life Full Of Farewells, cuyo nombre jala todavía más al perdedor que habita en mí. Allí se hace aún más evidente que el mejor momento para escuchar a The Apartments es en la noche, a oscuras, con el corazón predispuesto a henchirse de emoción -sea que conjures a la nostalgia, a la melancolía, a una serena felicidad, o que prefieras repasar el recuento de tus derrotas. A partir del A Life Full..., se sucede una racha de lanzamientos en 33 r.p.m. hasta 1997, año que marca el inicio de un gigantesco mutis. El prolongado silencio discográfico se rompe en el 2013 con Seven Songs. Éste es el registro de una sesión que la banda hizo para Label Pop, programa de Radio France. Los siete temas presentados revisan algunos momentos de su obra previa.


En el 2015, apareció No Song No Spell No Madrigal. Mi radar no lo detectaría sino hasta el 2016, estando lejos de casa, pero entre amigos entrañables. Entonces fue que caí en la cuenta de que The Apartments era ese grupo covereado por This Mortal Coil. Y entonces fue que me avoqué a conocer su pop crepuscular, su largo invierno, su melodía de golpe y estoque, su incesante remoción de esas fibras de tristeza que siempre tendremos en el espíritu los seres humanos... Qué grandes músicos, caray. No por nada, los australianos fueron convocados por el Filósofo de la Adolescencia John Hughes, para aparecer en el soundtrack de Some Kind Of Wonderful (1988) con el single “The Shyest Time” (grabado ex profeso para tal ocasión).


Para mí, The Apartments siempre serán Rita Allard, Claudia Trejos, mis primeras horas en el hermano país de Chile, mi saudade, llevar con orgullo el emblema del loser -porque, viendo de qué calaña son ahora los “triunfadores del mundo”; pues gracias, pero no, gracias... Para mí, The Apartments siempre será No Song No Spell No Madrigal... Pero, para cerrar, elijo el modo más certero y cercano de introducirlos definitivamente en tu vida. Para que ya nunca la abandonen.

Y...

...allí...

...va.


Hákim de Merv

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