viernes, 16 de junio de 2017

Los Tetas: El Movimiento

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 12 de mayo del 2016.)

Conocí a Los Tetas al año siguiente de su debut discográfico, el celebérrimo Mama Funk (1995). Eran los días en que el rock latinoamericano finalmente concretaba el asalto definitivo a una ya entonces más permeable MTV, a través de su señal para la región, y Chile comenzaba a ganarse a pulso el honroso título de la tercera mejor escena latina, por detrás de México y Argentina. Todavía la feria de Quilca se asentaba en la primera cuadra del jirón homónimo, aquí en Lima, y en medio de los stands había un hueco al que llegaban discos de grupos latinoamericanos conforme iban saliendo -Fobia, Babasónicos, Víctimas Del Dr. Cerebro, Nicole, Panteras Negras, Control Machete, Cacería De Lagartos, Lucybell... En cassette pirata, obviamente: aún faltaba para que arribase a estas costas la tecnología que posibilitaba duplicar los CDs.

Al Mama Funk lo recuerdo con mucho cariño. Pese a que el nombre del disco proclamaba la devoción que Camilo Castaldi/Tea Time (voz y scratch), Cristian Moraga/C-Funk (voz, guitarra, bajo, teclados), David Eidelstein/Rulo (voz, bajo, guitarra) y Francisco González/Pepino (batería) profesaban por el género que apadrinase el inconmensurable James Brown; MF no tendía al purismo. Tengo muy presentes prolongados, sudorosos ejercicios de funk fusionados a una apisonadora percusión de ADN hip hop y a fraseos rappeados al más puro estilo gansta. “Gangster” es im-pa-ga-ble, lo mismo que “Corazón De Sandía”, “El Sol No Tiene Ganas De Venir” y “Superteta”. Afanoso por los réditos de esta increíble puesta de largo, también le apliqué a La Medicina (1998), donde sí existe una mayor dosis de funk -incluso siempre me pareció que aquí comenzaban a entrarle al b-vox. “Vida Funk”, “Santiago”, “Planeta”, “El Elemento”; son algunos de los aciertos de este segundo esfuerzo.


No alcancé a escuchar Tómala (2002), tercera producción de la banda, ya lejos del regazo de EMI Odeón. Pero sí supe que Los Tetas llegaron a tocar por entonces en Lima. Aunque no sería la última vez que pisasen suelo peruano (se volvieron a presentar hará unos tres años), no he tenido la suerte de verles en vivo. Eso sí, cuando se me dio la oportunidad de acceder a nuevo material del grupo, no lo pensé dos veces y me agencié un ejemplar de El Movimiento, disco que los volvió a juntar en el estudio tras la amarga separación del 2004. Publicado a fines del 2012 (el cuarteto se había reunido un año antes), es un registro a medio camino entre el EP y el mini-álbum: ocho temas, sí, pero tres de ellos son remixes de surcos que aparecen allí mismo. Esto no pasaría de lo anecdótico si el reentré estuviera a la altura de las circunstancias. Simplemente no es el caso.

Porque, esta vez, Los Tetas han abandonado toda aspiración hip hop en favor de... la música disco. Tal vez una pluma más proclive a este -puajjjjjj- “género” sería la indicada para escribir sobre el particular. Lamentablemente, tengo un prácticamente inexistente respeto por ese sonido -Giorgio Moroder, piezas que no suman una mano, y más nada. Ergo, comienza a sonar el tema título, y el gesto se me descompone. Medio que “If You Like It” recupera el aliento de las primeras grabaciones, pero la ilusión no demora nada en desvanecerse. El balance es, para mí, tan discreto; que hasta me atrevo a decir que lo mejor de EM son las tomas remixadas, y no precisamente porque tengan el mismo efecto que “If You Like It” -sino por la destreza de quienes se hacen cargo del remix respectivo.

No ha vuelto a publicarse un nuevo material de Los Tetas desde entonces, así que me lo pensaré seriamente si vuelven a venir.

:(


Hákim de Merv

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