miércoles, 7 de junio de 2017

Arquitectura Sonora: Vestigios ¿EP?

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 12 de julio del 2016.)

Pese a su imbricada propuesta sonora, que sacaba la mayor ventaja posible de incorporar instrumentación heterodoxa y nuevas tecnologías a la formación clásica del típico ensamble rockero, una de las características del primer post rock era su inagotable y emotiva vitalidad. Podías escuchar horas y horas de composiciones abstractas, provenientes de las mentes más avispadas del ¿género? -no se equivoca quien cuestiona la validez del término, ya que por post rock se entendía el space folk de Flying Saucer Attack y el garage sampling de Disco Inferno, el shoegazing electrónico de Seefeel y la vena pop de Bark Psychosis-; pero siempre encontrabas detrás la ética idealista, el efecto emocional sin el que la experimentación en cualquier campo del Arte se convierte en tedioso ejercicio inane.


Ronald Sánchez sabe todo esto. Sabe, además, que el sonido de una célula post nunca es el mismo que el de sus compañeras de batallón. Ni antes ni ahora. Ni aquí ni en China. Con la sabiduría que sólo da la experiencia, alguna vez Katharine Gifford de Moonshake declaró que ese sonido “depende de la colección de discos de cada uno”. La de Sánchez debe estar nutrida de venerable kraut rock, pues ésa es la constante que corre a través de sus trabajos como Altiplano.

Lo que quizá no sepas es que, al margen de esta veta, el músico ha firmado instalaciones sónicas para museos y exposiciones culturales (dentro y fuera del país). Además, Sánchez dicta talleres financiados por universidades y centros culturales, talleres incluidos en los respectivos planes curriculares bajo el epígrafe de “clases maestras”. El último de estos talleres -Arquitectura Sonora- ha sido costeado por la Facultad Latinoamericana De Ciencias Sociales, en su sede de Ecuador (para más señas, es ésta una entidad educativa y cultural patrocinada por la UNESCO). Como resultado del taller, los alumnos participantes elaboraron un tema que a la postre se convirtió en la contraparte sonora para la exposición Vestigios, del artista David Celi -de donde dicho tema recibe idéntico nombre.

“Vestigios” ha sido colgado en SoundCloud para su escucha. No está habilitada la opción de descarga gratuita, y tampoco se pondrán ejemplares físicos a la venta. Todos los participantes en su concepción han sido acreditados bajo el nombre repescado del taller, Arquitectura Sonora (efímero colectivo fantasmal en el buen sentido de la palabra, pensemos en This Mortal Coil o en Black Tape For A Blue Girl). Si se acepta que el Clear Skin EP de Insides o el Scum EP de Bark Psychosis califican como jornadas drone, habría que convenir en que Vestigios ¿EP? también lo es. Mejor dicho, éste y aquellos son registros de metadrone: “Vestigios” puede mutar en tanto escultura sónica no lineal, pero conserva los tonos, los colores, la degradación cromática -del drone, sólo quedan trazos de obsesividad abstracta, sumergidos en mares de expresividad pura, de capas de texturas cuyas dimensiones son poco menos que continentales.

El cariz de “Vestigios”, por otra parte, retumba familiar en los tímpanos de quienes hemos escuchado la discografía de Altiplano. Es un tour de force al pasado, como mirando a través del filtro del presente épocas pretéritas de la América precolombina. Acaso no empate mucho con la obra de Celi, autodidacta visual interesado en interrogar los por qués de los espacios y del comportamiento social, pero sí cuando éste pregunta por sus orígenes y filosofía. Instrumentalmente vaporoso y tridimensional, oceánico sin ser (necesariamente) acuático, “Vestigios” es una inquieta reflexión del Sonido que podría dar pie a nuevos subgéneros. Con la continuidad y el trabajo necesarios, eso sí.


Hákim de Merv

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